Ya de vuelta, la isla tan intensa como siempre, regalándonos ese realismo mágico que enamora tanto, traje maleta llena de brisas cuenteras, fotos primaverales pero sin framboyanes todavía, la última novela del amigo escritor con su premio Italo Calvino, el abrazo del samurai encontrado al azar en un camino del mar y el cariño de los que hace tanto, tanto tiempo, nos queremos tanto y nos confiamos y nos regocijamos. Y los padres, ya en cuenta regresiva, es un sentir contradictorio, cuándo mejor estamos, ellos ya se andan yendo. Como él, el que se nos acaba de ir, el Gabo, cada día nos quedamos más huérfanos de todos ellos y ellas, parece que es hora de crecer definitivamente. Como no hubo framboyanes me traje a Víctor Manuel que los perpetuó en la memoria.
de regreso
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