Estoy agotada, agotadísima.

Paros de clases, cierres de instalaciones, reflexiones, eventos, coyunturas, hierven emociones, la sangre se arremolina, corazón que estalla, el cerebro llama a la calma, el caos es orden, la tempestad te dice que somos sus vientos, no hay stop, no hay.
Hacer, ir, volver, pensar, hacia dónde, qué viene, ¿y ahora?

No me puedo levantar, me duele todo, cuerpo y alma.
Apenas abro los ojos, debería salir al mundo, pero no puedo, me punza la vida.
Me quedo en cama, miro el tiempo, adormezco, empieza el andar del día, me remuevo. Adormezco.
Una máquina sesga el césped, autos que quieren acelerar mediante el claxon, un perro que grita por nada, música a lo lejos.
Adormezco.
Tengo que hacer, correos, escritos, lecturas, conflictos, encuentros atrasados, el teléfono no deja de sonar, mensajes, mensajes.
Adormezco.
Ya no reconozco los sonidos, desde lejos ¿desayunas? No, no puedo, no me puedo levantar, ¿qué quiero?, nada, no sé, no puedo, no puedo.
Adormezco.

Cierro los ojos, calma, me lanzo por un túnel de paz, vuelo, despacio, levito, dormito.
De pronto entreabro los ojos, ha pasado la mañana, me duele todo y tú estás ahí, sólo estás ahí. Pensamientos, versos se construyen en ese camino oscuro.
¿Será que estás en mi mente porque yo estoy en tu mente?
¿Será que yo estoy en tu mente y por eso estás en mi mente?
¡Oh Dios! ¿Hemos perdido tiempos y vidas?
¿Será?
Realmente todo es un deliriums tremens, obsesión extraviada, se van los versos, huyen.
Adormezco.
Ya no los recuerdo.
Lo más importante no está dicho, lo más importante está en silencio, siempre, dicen, no lo sé.

Estamos viviendo dentro de un pantano moderno y yo no me puedo levantar, intento despertar y estás tú ahí, sólo tú, mirando desde mis pensamientos.
Adormezco.
El mundo se cae a pedazos y no puedo creer que en mi mente haya todavía espacio para ti.
Es evidente, soy parte de esta esquizoide realidad.

Exposición Visiones Psicodélicas, Museo de Arte Moderno, Bs. As, julio 2014.